Sería en 1920 cuando Valle-Inclán, mediante su obra Luces de Bohemia, otorgaría a "esperpento" su popular significado: dice ser de un hecho grotesco o desatinado. Definición que no tiene nada que envidiar a lo sucedido ayer con la RFEF.
Jamás una jornada tuvo tanta expectación y desgraciadamente nada tuvo que ver el fútbol. Con actos bochornosos como los de ayer sumados al rápido flujo informativo actual (ya lo debe saber medio mundo) los amantes de este deporte (salvo los ingleses) deben estar agradecidos que Rusia haya sido elegida sede del Mundial 2018, y aunque me duela decirlo no es de extrañar, ¿por qué poner la organización del evento deportivo más grande del planeta en manos de una federación que muestra sus carencias ante un problema eventual de una simple jornada liguera?
No son pocas las vergüenzas que se están destapando últimamente en la federación que "cuida" nuestro fútbol pero que busca más sus propios beneficios que fomentar el deporte y el desarrollo de nuestra Liga, últimamente protagonista más por sus derechos televisivos que por el espectáculo dado en el terreno de juego.
La única puerta de escape que parece viable sería seguir el modelo utilizado en Inglaterra, donde el calendario de partidos se planifica antes del comienzo de la temporada y no se improvisa en el desarrollo de esta (recordemos lo acontecido en la elección del horario del Clásico), y donde la Liga no es tan solo cosa de dos.
Aitor Soler
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