domingo, 20 de mayo de 2012

Reflexiones tras la final

Es la primera vez que oigo más críticas que elogios hacia un equipo que gana su primera Champions League. Bien es cierto que la forma de conseguirla no fue nada vistosa, pero no se debe desprestigiar el título conseguido por los Blues. Usó sus armas y las aprovechó cuando llegó el momento, como siempre a lo largo de esta edición de la Copa de Europa. Aún así, nunca consideraré este método una vía segura hacia el éxito por varios motivos...

Lo primero de todo: se trata de un estilo en el que le das la iniciativa al contrario. Por muy bien que se te dé defender, los recursos ofensivos tienen un abanico más amplio que los defensivos. El factor sorpresa siempre estará bajo el dominio del contrario. Pese a que defender sea tu mayor virtud, con una maniobra así no solo dependerás de tu rival, sino también de la suerte, y los grandes equipos deberían aprender a planificar sus partidos sin ella.

Los grandes equipos lo son porque tienen continuidad en sus proyectos ganadores. El fútbol siempre te devuelve lo que le das. La mayoría de equipos que saborearon las mieles del éxito con una táctica como la empleada por Di Matteo no tardaron en caer, y posteriormente, en desaparecer. Fueron imperios efímeros. No es compatible una planificación a largo plazo con un juego así. Sin embargo, los equipos que todos recordamos por sus éxitos siempre ofrecieron algo más, y cuando llegó el momento del fracaso, renacieron de sus cenizas.

Esos equipos, al contrario que el Chelsea, nunca recibieron críticas cuando ganaron. Nunca se tuvo dudas de sus victorias. Se ganaron la admiración del planeta por su buen trato al balón y al espectador. Por ello, hoy en día los recordamos. Porque los títulos te dan la gloria, pero solo la forma de ganarlos te convierten en dueño de la eternidad.

Con esto no quiero quitar mérito a la victoria del Chelsea. Fue justo ganador. Hablar de injusticias en el fútbol es una pérdida de tiempo que muchos siguen cometiendo. Pero quitaos de la cabeza esa idea de que este método seguirá dando sus frutos a los blues. El fútbol acaba poniendo a todo el mundo en su lugar.

Aitor Soler

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