martes, 8 de mayo de 2012

Solo faltará colorido

El destino ha querido darle al Atlético otra oportunidad para comenzar a hacer bien las cosas. Fue la Europa League la que devolvió la ilusión a una afición desconocedora de sus aspiraciones. Sin embargo, las cosas volvieron a torcerse. La Europa League, y posteriormente la Supercopa de Europa, solo parecieron un descanso en forma de oasis en medio de un vasto desierto. Pero con la llegada del Cholo la situación mejoró de forma notable.

Simeone se ha convertido en el nexo entre jugadores y afición. El argentino tiene al equipo de su parte, es respetado por la junta y adorado por la hinchada, pocos o ninguno pudieron gozar de una situación mejor. El hombre que fue capaz de equilibrar el nivel emocional del Atlético, ahora se ve en una final, capaz de recuperar el prestigio europeo que en tan poco tiempo desperdició el club. El entrenador idóneo (si le dejan) para consolidar, pase lo que pase en Bucarest, el futuro colchonero, para gestionar una posible victoria que no supieron gestionar otros.

Pero mientras unos quieren desprenderse de la eterna sombra que les persigue y sueñan con que la luz de un título ilumine su impredecible futuro. Otros, desean quitarle el polvo a la Gabarra y situar a Bilbao en la élite del fútbol europeo, una hazaña que casi han logrado con su juego, pero las vitrinas de los insaciables leones están hambrientas de títulos, tanto como el palmarés de su entrenador.

El Athletic de Bielsa no solo ha enamorado a media Europa con su juego, también ha acabado con los complejos que le ataban a un único patrón. Sin traicionar a su tradición, la Catedral se ha convertido en un santuario del Loco, pero también de un fútbol excelso. El argentino ha derribado las dudas y el tópico que tanto le persigue de ser "un entrenador normalito con buena prensa y mucha labia". Pero aún le queda una barrera por derrumbar. Pese a la excelencia de su fútbol, el Loco sabe mejor que nadie que los títulos son los únicos que te garantizan la gloria, la gran ausente en su carrera fuera de América.

Motivaciones previas a una final española, y menos rojiblanca de lo que debería ser por las pocas entradas que han sido ofrecidas a las aficiones. Afortunadamente, el colorido será lo único que falte en la final de Bucarest, porque fútbol le sobra.

Aitor Soler

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