miércoles, 12 de septiembre de 2012

La unión hace la fuerza

Cinco partidos y solo una victoria. 3 puntos de 12 posibles, y además, eliminado en la primera ronda de la Copa del Rey, algo anecdótico si no fuera por la imagen dada. El Hércules marcha a la deriva y lamentablemente no va solo. Las críticas de la afición van también en ese camino. Pese al goteo incesante de críticas dirigidas al técnico Juan Carlos Mandiá, mucho me temo que llueve sobre mojado.

El ciclo de Mandiá en el Hércules se ha acabado. Pese a que ha habido críticas fuera de lugar, el equipo se le ha ido de las manos y ha perdido el respeto de la grada, y seguramente del vestuario. Es necesario un cambio que reconcilie a equipo y afición y que consiga calmar el ánimo que se respira en el Rico Pérez. Pero quizá no sea la grada la más interesada en que esto ocurra...

Mientras la mayoría de herculanos piden a gritos la cabeza de Mandiá, otro personaje de este drama está sentado en su sillón, riéndose de la situación, y de la hinchada. Bien, pues este personaje no es cualquiera, sino que es el protagonista y causante de este drama. Enrique Ortiz ha conseguido dividir a la afición, cuyas críticas son pistolas de balines que apuntan en todas direcciones. El máximo accionista ve como las cabezas de turco que él mismo colocó caen mientras él respira tranquilamente. 

La afición debe percatarse del verdadero problema. Esas críticas que ahora son pistolas de balines podrían ser artillería pesada si apuntaran todas juntas en la dirección correcta. Sino, tal vez se pueda detener de forma momentánea el mal deportivo, pero el mal institucional será imparable.

Aitor Soler

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