Alexis Sánchez se ganó ante el Málaga en Copa del Rey sus primeros silbidos como jugador del Barça. El Niño maravilla aún no ha demostrado su apodo en el club catalán, y la afición, impulsada por su clásico catastrofismo, comienza a impacientarse. Pero, ¿realmente hay motivos? La buena marcha del equipo debería ser un margen más que suficiente para que la confianza no se derrumbara a las primeras de cambio.
La primera campaña del chileno fue más que ilusionante. Pese a sus lesiones, los números de Alexis fueron notables, y llegó a ser decisivo en algunos tramos de la temporada con sus goles, labor que no le compite. Su buen rendimiento caló en la afición, y algún sector de la hinchada llegó a declarar que el 9 de Eto'o al fin había encontrado heredero, gracias sobre todo a la faceta luchadora del chileno, su incasable ánimo por pelear cada balón le hizo ganar comparaciones con el camerunés.
Pero el fútbol carece de memoria, y toda la afición estaba convencida de que Alexis Sánchez justificaría en la siguiente temporada el elevado precio que se pagó al Udinese, una cantidad de la que el jugador no tiene ninguna culpa (algo que parecen olvidar muchos). Pese a ello, queda claro que el rendimiento del chileno no está a la altura del dinero que el club pagó por él, pero ¿los pitidos son la solución? No. Porque no es un problema de falta de calidad, el pasado año ya demostró que le sobraba, ni de ganas, nunca le faltarán. Es un problema de confianza, y el murmullo del Camp Nou no le ayudará a recuperarla. Incluso en el deporte, el músculo más importante puede ser el cerebro.
Ningún jugador ha logrado nunca escapar a los vaivenes que sufre la confianza. El ahora tan adorado Villa desató algún murmullo en el feudo blaugrana, estadio que también ha silbado a Ronaldinho o a Rivaldo, emblemas en su época del club. Incluso Laudrup o Koeman anteriormente se ganaron la desconfianza del público en su llegada, meses después tenían el Camp Nou rendido a sus pies. Algunos de esos silbidos coincidieron con épocas grises. Esta vez, no es el caso y la afición debe dejar atrás el pesimismo que tanto le acompaña y dar una muestra de confianza al jugador.
Las cuentas se sacarán a final de temporada. Mientras tanto, el jugador también debe poner de su parte. De momento, ha dado el primer paso, actitud le sobra. Pese a los fallos, no cesa en desmarcarse, pedir el balón y luchar por cada jugada. Solo queda que él mismo recuerde su juego, aquel que le llevó a ser considerado mejor jugador del Calcio, y digno heredero de Samuel Eto'o. Lo de años anteriores no pudo ser casualidad, y ya que el fútbol no tiene memoria, Alexis Sánchez sí debe tenerla, y así recordarle al mundo por qué se le llamó Niño maravilla.
Aitor Soler
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